La capital austriaca es el paraíso de los amantes del arte, la música y los pasteles hermosos…
Por Inés M. Saavedra @InesSaavedra Fotos Dora Choi
Personajes como Sigmund Freud, Mozart, Gustav Klimt, María Antonieta o Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota circularon alguna vez, en diferentes momentos, por las calles de ciudades y pueblos austriacos. No es de sorprender que la capital de este país sea tan rica en arte y tradición.
Es ahí, justo al lado del Danubio, en dónde la historia del imperio Austro-Húngaro se manifiesta majestuosamente. Cuna del art nouveau y el sacher torte, Viena es un dulce en sí mismo, sus calles están llenas de museos, cafeterías, iglesias y palacios construidos para príncipes y princesas. Por doquier se ven carruajes jalados por caballos para recorrer el centro de la ciudad, y personajes ataviados con disfraces de época que invitan a los tran- seúntes a escuchar un concierto o a la ópera.
Viena es un destino obligado para todo aquel que quiera conocer las capitales del este de Europa. Historia, tradición y modernidad se fusionan en el ecléctico escenario que proporciona esta ciudad, calificada como una de las mejores del mundo en cuanto a calidad de vida.
Todo en la capital austriaca está construido a escala monumental. Palacios, museos, bazares de arte urbano, restaurantes, parques de diversiones o festivales de música callejeros, son tan sólo algo de lo que este destino ofrece.
Recorrido en la ciudad
Hay museos, iglesias, palacios y festivales en cantidad, así es que es buena idea comenzar la visita por lo más clásico. La catedral de San Esteban, Stephansdom, y el barrio de los museos, son dos básicos para dar una probadita de la ciudad y comenzar el itinerario.
Una visita obligada es el Palacio Belvedere, la residencia de verano de Eugenio de Saboya, un recinto que alberga importantes colecciones de arte moderno, rodeado de jardines de estilo francés.
Una caminata al borde del Danubio, y culminar con una taza de café en alguna de las tradicionales cafeterías de la ciudad, son una ruta clásica y sugerida.
Para entender mejor la complejidad de esta ciudad, hay que visitar los edificios de Hundertwasserhaus y el Vienna Naschmarkt, un mercado con más de 120 puestos de comida y restaurantes, que ofrecen clásicos de la cocina vienesa, india, italiana o vietnamita.
El barrio de los museos
Viena destaca por su riqueza artística, así, junto al casco antiguo de la ciudad, alberga el barrio de los museos, lugar que agrupa una serie de colecciones de arte moderno y clásico alrededor de una explanada ideal para leer o tomar el sol en los días de verano. Lugares como el Museum Leopold, con una vasta obra del pintor checoslovaco Egon Schiele; o el museo de arte contemporáneo.
Construcciones nuevas conviven con edificios barrocos como epicentro de las artes plásticas y actividades culturales de teatro, música o danza. Además del Kunsthalle, un animado paseo de restaurantes, cafés y bares.
Austria ha sido cuna de una gran cantidad de creadores y cuenta con enormes colecciones de arte y de objetos de historia adquiridos a lo largo de siglos, muestra de esto es el controvertido penacho de Moctezuma, que se encuentra en exhibición en el museo de etnología de Viena.
Música, más que vals
Es obligado detenerse a escuchar un concierto en esta ciudad, su tradición en cuanto a música y espectáculos es muy amplia, además de contar con una serie de recintos im- ponentes como salas de conciertos, teatros y por supuesto, la Ópera de Viena. Arias operísticas y conciertos sinfónicos son tan sólo algo de la oferta musical. Además, durante los meses de verano hay una serie de festivales callejeros de música clásica y contemporánea.
Comida austriaca
La cocina austriaca ofrece un amplio rango de sabores debido a las influencias históricas y geográficas de este país. Ingredientes como papas, pimientos, col, calabaza y manzanas son base de su dieta. No se puede pensar en la cocina vienesa sin incluir sus embutidos y su muy popular schnitzel (escalopa de ternera empanizada). Platillos como la sopa de cerveza y cerezas son un clásico, al igual que los encurtidos y el tradicional goulash, que comparte con la cocina húngara. Todo acompañado con una cerveza local.
Dulce y café
Los postres de este lugar son sin duda la perdición para cualquier goloso, postres como el sacher torte o el linzertorte de chabacanos son dos clásicos, pero la lista se hace larga cuando se recorren los menús de las pastelerías y salones de café.
Viena es la meca de los amantes del chocolate; existen tiendas dedicadas a caramelos y chocolates realizados con una maestría impresionante.
Los cafés de esta ciudad están repletos de historias y personajes que los han recorrido, ya sea un típico café vienés o un María Teresa (con licor de naranja y crema batida), deben ser bebidos en el tradicional Café Central, mientras se lee el periódico y se escucha el piano. O bien, detenerse a tomar una taza de este elixir en el Franz Landtmann, cafetería que cuenta entre sus clientes a Sigmund Freud, Marlene Dietrich y Paul McCartney.
Vino y diseño
De septiembre a noviembre, Viena celebra el Wine and Design, un evento dedicado a los vinos austriacos y el diseño. Es un país productor y consumidor de vino con una larga tradición. A veces, este producto de la uva se mezcla con agua mineral, y se llama sprintzer, popular en el verano.
Como extra web de este artículo te presentamos dos exquisitas recetas:
Strudel de manzana
1 ROLLO
Ingredientes
Para la masa:
2 tazas de harina
1 cucharadita de sal
1½ cucharada de aceite
½ taza de agua tibia
¾ de taza de pan molido
5/8 de taza de mantequilla
Para el relleno:
2 kilos de manzanas
Azúcar al gusto
Canela al gusto
1 pizca de clavo de olor molido
Nueces y pasas al gusto
Procedimiento
Para la masa mezcla harina, sal, aceite y agua tibia y amasa bien hasta que se lograr una
textura sedosa y suave. Deja reposar durante unos 30 minutos y estírala sobre una mesa
cubierta con un paño enharinado.
Coloca las manos debajo de la masa y, con los pulgares y el dorso, estira suavemente que
quede muy delgada.
Dora el pan molido en un poco de mantequilla. Unta la masa con mantequilla derretida y
empanízala.
Para el relleno pela las manzanas, córtalas en rodajas finas. Cúbrelas con azúcar, canela, el clavo de olor y un poco del pan molido. Esparce algunas pasas y nueces troceadas.
Pon el relleno en la masa y enrolla con ayuda del paño. Colócalo hacia abajo sobre una
charola y unta generosamente con mantequilla. Hornea a 180°C hasta que dore.
Café Maria Theresia
1 LITRO
Ingredientes
1 litro de café cargado
Licor de naranja Grand Marnier al gusto
Azúcar al gusto
Crema batida y ralladura de naranja para adornar
Procedimiento
Sirve una taza de café y agrega el Grand Marnier poco a poco, al gusto. Endulza y remueve.
Cubre la superficie del líquido con crema y decora con la ralladura.