Conoce cuáles son los alimentos y bebidas típicas de Guanajuato así como algunas de las leyendas que se han creado en sus callejones. Por Ingrid […]
Conoce cuáles son los alimentos y bebidas típicas de Guanajuato así como algunas de las leyendas que se han creado en sus callejones.
Por Ingrid Cubas @ingrid_cb
Guanajuato es una de las ciudades más emblemáticas de nuestro país. Su estilo europeo con callejones empedrados que van en distintas direcciones albergan montones de historias que han pasado a ser parte del ideario común de sus habitantes y visitantes. Se trata de un lugar nombrado Patrimonio de la Humanidad, repleto de cafés al aire libre, museos, teatros, arte callejero y manifestaciones culturales en todo su esplendor que encuentran el marco perfecto ena arquitectura colonial y barroca de la ciudad. Por si fuera poco, Guanajuato también fue testigo de uno de los acontecimientos de mayor importancia para la historia de México: la Idependencia. Actualmente puedes seguir la ruta de la Indepenendencia que pasa por Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende.
En Guanajuato se puede degustar a manos llenas la cocina regional del Bajío. Las enchiladas mineras se rellenan con carne, frijoles y queso para cubrirse con una salsa de chile guajillo y chile ancho son uno de los platillos típicos que puedes probar estando ahí; también hay carnitas de cerdo estilo Jalisco, birria y chicharrón. Se acostumbra comer “Guacamayas”, un bolillo relleno de chicharrón con salsa y pico de gallo. También se comen pambazos, gorditas de horno y de elote, encurtidos, mole rojo y encurtidos. Y cómo olvidar a las pacholas hechas con carne molida de res con chile ancho, pan y especias que se preparan en el metate y se acompañan con papas fritas. Otra opción son las chalupas, pepino con cebolla, queso y vinagre. urante la temporada de Día de Muertos se prepara fiambre, fruta en vinagre con embutidos de cerdo, así como la cajeta de guayaba con camote morado.
Entre los panes y dulces de Guanajuato se encuentran los chamucos, novias, pelonas, conchas, roscas de canela y de vapor, cuernos, bolas y cajas de manteca, calzones, ladrillos, cáscaras, pellizcos y las puchas que son unas rosquillas que se sirven con las nieves y helados. También hay amores de granillo, chorreadas y sevillanas, cocadas,buñuelos, el camote cocido y arroz con leche.
La bebida que no puedes quedarte sin probar es la cebadina, una mezcla de agua fresca que parece ser de jamaica a la que le agregan biucarbonato y que tienes que beber al instante, además de que te asienta la panza, para probarla puedes pasear por el centro histórico y aprovechar para hacer el recorrido de cantinas en la ciudad. Desde los 60 se preparan los llamados caldos de oso o bombas, son combinados con jícama, vinagre de piña con cebolla, chile de árbol y limón cubiertos con queso añejo.
Guanajuato es cuna de muchas leyendas, una de ellas es la del Callejón de la Buena Muerte que cuenta la historia de la calle Alameda en Guanajuato donde se cuenta que hace años vivía una anciana con su nieto. Ambos eran humildes y se ganaban la vida pidiendo limosna, conforme pasaba el tiempo a la anciana le preopcupaba dejar solo a su nieto pero todo cambió cuando el niño enfermó de gravedad y ella sólo podía rezar para pedir su recuperación. Se cuenta que la muerte escuchó sus súplicas y le propuso salvar al niño a cambio de su vista, ella aceptó de inmediato y el niño se recuperó para guiarla por las calles. Cuando la gente los veía, les daban más limosnas pero de pronto ella fue quien se enfermó. El niño se encontraba en la posición que había estado su abuela y mientras platicaban se quedaron dormidos. Entre sueños, la anciana vio a la muerte quien le anunció que venía por ella, a cambio de un poco más de tiempo, la muerte le pidió los ojos de su nieto pero ella no aceptó para evitarle sufrimiento así que la muerte hizo una contraoferta: se llevaría a los dos al mismo tiempo para que estuvieran juntos siempre. La mujer aceptó con la condición de que ocurriera mientras dormían para que el niño no sintiera nada; en ese momento sonaron las campanas del templo de una forma que jamás se había escuchado y al amanecer los vecinos entendioeron lo que había ocurrido: la mujer y su nieto habían muerto de frío. La muerte se quedó rondando el callejón y por las noches se le veía flotando donde había hecho el trato con la anciana, con el tiempo corrió la voz de que esa imagen que se veía era la de la viejecita pidiéndole a la muerte que los llevara juntos. Tiempo después, la vivienda fue derribada para construir la capilla del Señor del Buen Viaje en memoria de la anciana y su nieto.