Por Alfonso Franco Fotos Iván S. de la Luz
El concepto: Mexsi bocú es un punto intermedio, y lugar de encuentros gastronómicos entre las dos únicas tradiciones culinarias reconocidas como Patrimonio intangible de la humanidad. Este simple hecho sería suficiente para que más de uno levante la ceja, pero cuando de comida se trata, las palabras son volátiles, la pruebas de fe no existen; hay que sostener las ideas bocado a bocado.
El proyecto fue concebido por Ramón Orraca, un especialista en la creación culinaria, responsable de otros conceptos muy interesantes como el restaurante Bonito. El mérito de Mexsi bocú también recae en la cocinera Valerie Avernin y en la diseñadora Francisca Maira, lo que hace que el lugar tenga una estructura que satisface a todos los sentidos.
El lugar: En la vorágine que puede representar la colonia Roma a ciertas horas, la calle de Durango, a la altura del Mexsi bocú, suele ser bastante tranquila. La fachada del restaurante destaca por su amigable diseño, te invita a entrar a un salón muy bien pensado, que combina la exquisitez de un restaurante francés con la calidez mexicana característica. El mobiliario es moderno, con toques refinados bien pensados y un horno de pan que te recibe con el aroma. La barra es grande y atractiva, los productos están expuestos de tal manera que no sientes que te están vendiendo algo, sino que te invitan a tomar un trago o una copa de champaña. Hay dos terrazas, una en la planta baja que da a la calle y otra arriba, con techo retráctil.
La fusión: Como su nombre lo refleja, Mexsi bocú es una mezcla afortunada del sazón francés con toques mexicanos. El cocinero galo Alexis Preschez está muy bien relacionado con los sabores de este país y logra sacarle jugo a las dos tradiciones culinarias. Uno de los platillos que mejor ensambla el concepto del lugar es la sopa de cebolla gratinada con queso cotija y queso chihuahua ($90). Los sopes a la provenzal de Chimalhuacan son una gran elec- ción para iniciar ($88), o si prefieres sabores que no se comen todo los días, la recomendación son los tacos de rabo de buey braseado al vino tinto ($110). Vale la pena recalcar que el pan está hecho ahí mismo, en un horno artesanal que además produce maravillas como el quiché de huitlacoche y queso de cabra ($116).
La vastedad: Los platos fuertes engloban una gama muy interesante de ingredientes mexicanos, franceses y las técnicas más nuevas de la gastronomía, y además las porciones son generosas. El pescado escolar al pipián, acompañado de camotes glaseados ($189) es excelente; en cuanto a las carnes hay desde pato rostizado con manzana caramelizada ($235), hasta preparaciones dignas de todo buen carnívoro, como el entrecôte a la parrilla con mantequilla Mexsi ($285).
Los postres en el Mexsi bocú son cumplidores, y aunque no tienen alguno espectacular que los caracterice, satisfacen con un buen cierre para una comida que ha sido espectacular.
Los líquidos: La presencia de enfriadores con botellas de champaña por todo el lugar no es una invitación, es una verdadera tentación difícil de resistir. La carta de vinos es muy completa, desde mexicanos, españoles, y claro, franceses; algunos se venden por copeo.
En cuanto a la coctelería, pasa lo mismo que con los postres: buena, bonita y variada, sin llegar a ser la sensación. Sí, Mexsi bocú está de moda, pero su propuesta es sólida y tiene todo lo necesario para evolucionar.
Dato
Durango 359, colonia Roma norte,
entre Tampico y Acapulco
T. 3099 4920
@MexsiBocu
Tip: Si quieres probar más de todo, muchos de los platillos se ofrecen también en porciones pequeñas, así la decisión de qué comer será mucho más amplia. En el lugar se preparan platillos con todo el cuidado del estilo kósher, y aunque aún no cuentan con certificación, la forma de preparar los alimentos convence al más exigente. Y si no pudiste dejar a los niños en casa, en el lugar hay un espacio adecuado como guardería.
