Chimalhuacán, en el Estado de México, se destaca por su creciente producción de aceitunas. A lo largo del tiempo, la cocina mexicana ha integrado ingredientes y recetas de diversas regiones del mundo, enriqueciendo su amplia variedad gastronómica. Sorprende que productos como las aceitunas ahora se cultiven en México, cuando hace poco existía una clara separación cultural en cuanto a la producción agrícola.
Por: Isis Malherbe
Cuando pensamos en la producción de aceitunas, es común que nuestra mente viaje a lugares como España o Grecia, sitios mundialmente reconocidos por su historia en torno a este fruto. Sin embargo, México tiene una historia sorprendentemente rica en relación con las aceitunas. Ésta se remonta a los tiempos coloniales y ha dejado una huella imborrable en la cultura y gastronomía del país.
El Himno Nacional Mexicano incluso hace referencia a este fruto cuando menciona la línea: “Ciña, ¡oh patria! tus sienes de oliva“, lo que refleja el valor simbólico que tenía este fruto en la antigua Grecia como representación de la paz. Pero más allá de su simbolismo, las aceitunas también han jugado un papel importante en la cocina tradicional de México desde los tiempos de la Nueva España, y su presencia sigue siendo relevante en la actualidad.
La llegada de las aceitunas a América
El olivo es una de las primeras especies cultivadas por el ser humano, remontándose a tiempos anteriores al 3,500 a.C. en el Medio Oriente. Desde esa región, el cultivo del olivo y la producción de aceite de oliva se extendieron hacia Egipto y Turquía, marcando el inicio de su expansión. Posteriormente, el olivo llegó a España y África, consolidando su importancia en esas culturas. Cuando los colonizadores europeos exploraron el Nuevo Mundo, no solo trajeron provisiones, sino también su agricultura, incluyendo aceitunas y aceite de oliva, que encontraron un nuevo hogar en América.
En el caso específico de México, el olivo fue introducido en el año 1524 por los misioneros franciscanos, quienes encontraron en estas tierras las condiciones ideales para el crecimiento del árbol. A partir de entonces, la historia de las aceitunas se entrelaza con la historia agrícola del país.
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Chimalhuacán, un centro de producción modesto, pero significativo
Aunque México no es uno de los principales productores de aceitunas en el mundo, existen algunas regiones que se han dedicado a su cultivo, destacando Chimalhuacán. De acuerdo con datos proporcionados por el gobierno municipal, esta localidad produce alrededor de 30 toneladas de aceitunas al año. Aunque esta cifra puede parecer baja en comparación con la producción total nacional, que alcanza las 25,330 toneladas anuales, el cultivo de aceitunas en Chimalhuacán representa el sustento de muchas familias mexiquenses.
En términos de volumen, los estados con mayor producción de aceitunas en México son Sonora, Baja California, Tamaulipas, Hidalgo y Zacatecas. Estas regiones cuentan con condiciones climáticas y geográficas que permiten una cosecha más extensa y rentable de este fruto. Sin embargo, la producción de Chimalhuacán, aunque modesta, tiene un valor cultural y social innegable para la región.
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Variedades de aceitunas cultivadas en México
En México, las variedades más comunes de aceitunas que se cultivan incluyen la aceituna gordal, la manzanilla, el picual y la arbequina. Cada una de estas variedades son adecuadas para diferentes tipos de preparaciones culinarias y para la producción de aceite de oliva. Además, las aceitunas ofrecen una amplia gama de beneficios nutricionales, entre ellos, su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, vitamina E y fibra.
El legado de los olivos en Texcoco
La historia de las aceitunas en México es el legado que ha dejado en ciertas regiones del país, como Texcoco. Los árboles de olivo más antiguos de América se encuentran en Texcoco, cerca de Chimalhuacán, estos olivos tienen más de 500 años y fueron plantados en el atrio de la Iglesia de Huexotla.
Estos olivos antiguos, alcanzan los cinco o seis metros de diámetro, son un testimonio vivo de la longevidad y resistencia del olivo en tierras mexicanas. Aunque algunos de estos árboles han sufrido daños con el tiempo, se están realizando esfuerzos para preservarlos, incluyendo la fertilización y otros tratamientos especializados.
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La importancia actual del cultivo de aceitunas
En la actualidad, el cultivo de aceitunas en Chimalhuacán y otras regiones de México ha cobrado interés. El INIFAP (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias) organiza cursos para los productores locales, para mejorar las técnicas de cultivo. Uno de los cursos más recientes es el uso de aplicaciones GPS para la localización de muestras botánicas de olivo, esto permite obtener información precisa sobre las mejores áreas para el cultivo.
Gracias a estos esfuerzos, la producción de aceitunas en Chimalhuacán y otras regiones podría continuar expandiéndose en los próximos años. Esto no solo beneficiaría a las economías locales, sino que también contribuiría a mantener viva una tradición agrícola que ha estado presente en México desde la época colonial.
