Magnífico esplendor y decadencia le dan un aire melancólico a las fachadas de los edificios y las casas, sus bellas estructuras lentamente desvaneciendo bajo el inevitable paso del tiempo. Por doquiera se escucha alegre música, invadiendo cada restaurante, paladar, hotel y calle. En el caluroso aire se respiran aromas a plátanos fritos y a coco, mezclados con el perfume del mar Caribe. La Habana, la capital de Cuba, está atrapada en el romanticismo del tiempo.
Por Melanie Beard.
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En el casco histórico de La Habana Vieja se encuentran más de 200 edificios de alto valor patrimonial, algunos esperando su oportunidad para deslumbrar como lo hacían en tiempos pasados, y otros, como el renovado y embellecido Gran Hotel Kempinski La Habana, resplandecientes bajo el potente sol de verano. Este hotel de lujo marca un antes y un después en la ciudad, induciendo a La Habana en mundo de la alta hotelería.
Atracciones del Gran Hotel Kempinski La Habana
Desde la famosa terraza del Gran Hotel Kempinski La Habana el fuerte calor del día se alivia con una fresca brisa; las impactantes vistas a la imponente cúpula del Capitolio, la decadente fachada del Gran Teatro de La Habana y la elegante estructura del Museo de Bellas Artes se extienden a nuestros pies. Lo que antes fue la única galería comercial de estilo europeo se ha convertido en la primera instalación turística de lujo cinco estrellas de Cuba.
Construido originalmente entre 1894 y 1917, el hotel está situado en el corazón de la Habana Vieja, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ventanas francesas abren a la vieja ciudad, altos techos, pisos de mármol, innovador diseño, candelabros y música en vivo… De un estilo de lujo clásico pero con toques contemporáneos, el hotel revive lo más bello del apogeo de Cuba, elegante y exótico.
La imponente fachada blanca brillando bajo el sol del Gran Hotel Kempinski La Habana se ha convertido en una referencia del lujo en Cuba, otorgándole un exquisito toque de refinamiento y sofisticación al pintoresco centro de la ciudad. Rica en historia, cultura y diversidad, La Habana se comienza a posicionar una vez más como destino para viajeros que buscan la exclusividad y excelencia de un gran hotel.
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El bar Tobacco Lounge Evocación
Los más clásicos de los clichés de Cuba, el puro y el ron, nos esperan en el Tobacco Lounge Evocación del Kempinski. Majestuosos ventanales con vistas al museo de Bellas Artes –tan cerca que sentimos que podemos tocarlo con estrechar la mano por la ventana– y un ambiente que nos remonta a la elegancia de tiempos pasados nos invitan a disfrutar de este Lounge, olvidando al resto del mundo por unas exquisitas horas de relajación.
Desde las alturas podemos ver a la ciudad como nunca antes, observando su vida y su gente, con un mojito en mano: los ‘coco taxis’ rebasando por la izquierda y la derecha a los autos clásicos de los años cincuenta –que aún circulan por todos lados de Cuba–, las fruteras con sus coloridos atuendos, los músicos lentamente haciendo las rondas por las terrazas de los bares y restaurantes, y los cubanos descansando en los balcones de sus casas, sus ojos en el movimiento de las calles y sus mentes en las nubes.
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Bajo el sol de La Habana todo resplandece, brillante y vibrante, lleno de vida y de un sabor único en el mundo, indescriptible pero infinitamente seductor.
Texto realizado por Melanie Béard.
