En los vinos, así como en muchos otros bienes de consumo, es importante considerar la relación precio-calidad. Si un producto justifica lo que estamos pagando con su calidad, entonces el precio es justo. En el caso de los vinos, existen algunos que no justifican su precio y otros que nos dan mucho más por menos dinero.
Por: Ava García Leeh
En el precio del vino influyen varias cosas. Por un lado, el viñedo. Al igual que en bienes raíces, hay zonas más caras que otras. Los vinos franceses son tan costosos, porque parte de su precio depende del suelo en donde está plantada la vid. Por otro lado, también tiene que ver el
empaque: si la botella es más pesada, el corcho es natural y la etiqueta es más elegante, el precio del producto será más alto, pero el vino no necesariamente mejor.
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El peso de las botellas también influye en el costo final: al trasladar botellas más pesadas, será necesaria más gasolina para transportar menos vino. También tiene que ver la barrica; reposar el vino en barricas de segundo uso o de roble americano es más barato que hacerlo en barricas de primero uso de roble francés. Y, por supuesto, intervienen los recursos humanos, si en un viñedo la cosecha se hace con máquinas, el costo será inferior que en donde la vendimia se hace de forma manual.
Es fácil pensar que un vino enlatado, en tetra pack o con taparrosca será un mal vino, pero la verdad es que lo anterior no es una regla. Hay vinos a muy buen precio y que seguramente te darán mucho más de lo que pagaste por ellos.
Un tip es evitar las regiones y las variedades conocidas y en tendencia, optar por buscar algunas otras joyas menos conocidas. Por ejemplo los Garnacha tintos y rosados de España, los Chenin sudafricanos, los Pinot Noir de Nueva Zelanda o los Negroamaro italianos. Seguramente encontrarás opciones de menos de $200 pesos.
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Un segundo consejo: busca vinos blancos y rosados en vez de tintos; como generalmente no pasan por barrica, tienden a ser menos costosos. En cuanto a variedades, los Riesling y Pinot Grigio, deliciosos, pero poco conocidos, tienden a ser muy accesibles.
Foto: Dominio público
Otra opción es explorar las regiones italianas de Umbria, Sicilia y Puglia, vinos un poco más difíciles de encontrar, pero grandes opciones en cuanto a calidad y precio.
Una manera más sencilla es elegir aquellos vinos que tienen taparrosca. Es importante olvidarnos de aquel mito que dice que un vino con tapa es malo, o que ese cierre terminará dañando el fermentado. Lo único que significa es que el vino que compraste es joven, no está hecho para guardarse y es mejor que te lo tomes pronto.
En cuanto a vinos mexicanos, las vinícolas L.A. Cetto, Santo Tomás, Altotinto, Vinícola Fraternidad, La Redonda, Casa Magoni, Finca Sala Vivé by Freixenet de México, Domecq y otros más, tienen algunas etiquetas en menos de $200 pesos.
También hay que cambiar la manera de pensar en el costo del vino: de una botella salen cinco copas; si compras una botella de $200 pesos, cada copa terminará costándote $40, lo mismo que una cerveza industrializada en algún restaurante.
Sí, el vino puede llegar a ser carísimo, pero hay opciones más modestas –pero no por eso menos buenas- que nos pueden ayudar a sobrellevar la cuesta de enero.
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