Postres tradicionales que no pueden faltar en la ofrenda este año

Estamos a pocos días de recibir a una de las celebraciones más importantes de México: el Día de Muertos. Lo que podría parecer como una celebración llena de tristeza, se transforma en una fiesta que combina recuerdos y nostalgia. Las ofrendas son una parte fundamental de esta tradición. Es una forma de rendir homenaje a los que ya no están, y además de los guisados y las bebidas, los postres tradicionales se han ganado un lugar especial.

Por: Desiree Perea

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Antes de hablar de los postres tradicionales, vale la pena mencionar por qué el dulce es tan importante en la tradición del Día de Muertos. En el México prehispánico, la muerte no se concebía como un final, sino como una transición hacia otro plano. Los alimentos ofrecidos a los difuntos eran una forma de ayudarlos en su viaje, de demostrar afecto y de compartir los frutos de la tierra.

En este contexto, la parte de los alimentos juega un papel crucial para externar que esas personas siguen presentes en nuestras vidas. Dentro de la amplia oferta, los postres tradicionales se consideran parte importante dentro del montaje de las ofrendas. Aunque se comparten ciertos elementos, todos estos altares son completamente diferentes. ¿La razón? Simple, cada familia mantiene sus propias costumbres.

Los postres tradicionales son parte de las ofrendas de Día de Muertos. — Ofrenda tradicional. Foto de Pixinio.

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Se puede colocar el mismo platillo, pero el sazón cambia por completo y eso es precisamente parte de la magia de las ofrendas en México. En esta ocasión, nos centraremos por completo en los postres tradicionales. Y es que, qué seria de un festín gastronómico sin un buen cierre dulce. Resistirse a ellos es prácticamente imposible, por lo que no pueden quedarse fuera de estas construcciones.

1. Calaveritas de azúcar

Podríamos considerar a esta primer delicia dulce como una verdadera obra de arte. A simple vista, es complicado imaginar el proceso artesanal y la atención al detalle que exigen las calaveritas de azúcar. Prepararlas es todo un proceso que merece ser reconocido. Se mezcla azúcar refinada con un poco de agua caliente, clara de huevo y limón hasta obtener una masa maleable. Esta se coloca en moldes de yeso, se deja secar y se desmolda con cuidado. Luego se decoran con glaseados de colores, papel dorado y lentejuelas. Actualmente se encuentran versiones con amaranto o chocolate y cada una mantiene su nivel de dificultad. Además, a través de esta técnica también se elaboran otras figuras como casas, ataúdes e incluso, catrinas de cuerpo completo.

2. Tejocote en dulce

Este fruto es pequeño pero con gran poder dentro de los postres tradicionales en México. Aunque se aprovecha más durante el invierno, está disponible desde finales de octubre, por lo que también suelen incluirse en las ofrendas. El dulce de tejocote se elabora cocinando los frutos enteros con piloncillo, canela y agua. Está listo una vez que la miel espesa y los tejocotes adquieren un brillo ámbar irresistible. Algunas recetas incorporan guayaba o naranja para intensificar el aroma. En algunos lugares, es común servir este dulce para acompañar los buñuelos crujientes.

3. Calabaza en tacha

Pocas recetas resumen a la perfección la esencia del Día de Muertos que la calabaza en tacha. Es un postre ancestral que se percibe como un abrazo al alma. Tiene el poder de aromatizar el hogar por completo y mantiene vivo a uno de los postres tradicionales de otoño más importantes. Su preparación marca el inicio de la temporada de ofrendas y es uno de los dulces más esperados del año. La receta consiste en cortar la calabaza en trozos grandes, sin quitarle la cáscara, y cocerla lentamente en una mezcla de agua, piloncillo y especias. Con el paso de las horas, la calabaza absorbe el jarabe y se vuelve tierna, con una textura casi acaramelada.

4. Pan de muerto

Finalmente, el universo del pan dulce en México también puede formar parte de los postres tradicionales en las ofrendas de Día de Muertos. Aunque existen piezas disponibles todo el año, el pan de muerto es una pieza que no se puede pasar por alto en este momento del año. Si bien existe distintos tipos, una de las versiones más conocidas es la que se cubre con azúcar y se diseña con huesitos en la parte superior. Más allá de su sabor, representa el ciclo de la vida y la esperanza de reencontrarse con los seres queridos.