Si te cuesta trabajo dormir por la noche, seguramente has escuchado de muchos remedios que prometen poner fin a tu suplicio. Pero uno realmente efectivo es comer un poco de miel de abeja.
Conocida por sus propiedades sanadoras y regenerativas, la miel ha sido usada con fines terapéuticos desde el antiguo Egipto. Aunque actualmente podría parecer contrario a lo que buscas por ser dulce, su composición natural la hace distinta al resto de azúcares, que no suelen ser la mejor opción para conciliar el sueño.
El libro “La revolución de la miel: restaurando la salud de las futuras generaciones” escrito por el Doctor Ron Fessenden, afirma que la miel es el alimento ideal, sobre todo cuando se trata de preparar al cuerpo para ir a dormir. Solo es necesario verificar que la miel que emplees sea pura y orgánica, para quitarle cualquier componente artificial que nos dé efectos contrarios a los que deseamos.
La miel contiene fructuosa y glucosa para dar soporte al hígado, que mientras dormimos, depura al organismo. Así que la miel se asegura de que el hígado sea proveedor de calorías al cuerpo cuando se encuentra en reposo y su carga energética es baja, así, no activa una respuesta de estrés al necesitar aumentar los niveles de azúcar.
Una o dos cucharadas de miel del tamaño de una almendra son suficientes. Además se libera melatonina en el cerebro (la sustancia que regula el sueño) y eso conduce a un sueño profundo y tranquilo, que llega pronto al percibir oscuridad en la habitación.
Como último dato, tu metabolismo no se verá afectado, pues la miel aportará las reservas necesarias para que tu cuerpo no sienta que lo estás dejando en un ayuno inhumano.
Si el sabor te parece muy intenso, dilúyela en un vaso de leche tibia y si quieres un efecto aún más relajante, agrega un poco de lavanda en la leche. Pruébalo esta noche y cuéntanos cómo te fue.
Imagen de ellahoy.com
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